Se calcula que, actualmente, el 90 % de los pacientes que tienen alguna patología, esta viene también acompañada de estrés. Ese 10 % que se libra de estrés es posible que tenga depresión.
El estrés es pues, una causa de varias enfermedades y por ende hay que aprender a gestionarlo y para ello lo mejor es comprender qué es.
¿Qué es el estrés?
Todo el mundo ha oído hablar del estrés e incluso muchas veces han dicho padecerlo, pero ¿qué es exactamente el estrés?
El estrés es un conjunto de reacciones fisiológicas que se presentan cuando la persona tiene un estado de tensión nerviosa en la que el cuerpo tiene que hacer frente a un desafío o una demanda.
¿Cómo afecta a la salud?
Se puede hablar principalmente de dos tipos de estrés:
El estrés agudo es el más común y se da de forma temporal como respuesta a la experimentación de uno o varios sucesos altamente estresantes. Este puede ser útil en el día a día, ya que favorece la capacidad de cumplir objetivos, de generar ideas e incluso el rendimiento físico puesto que activa el sistema nervioso simpático desencadenando la liberación de adrenalina. Sin embargo, si el suceso o sucesos desencadenantes se prolongan en el tiempo, puede convertirse en estrés crónico o negativo, en el que la hormona liberada pasa a ser el cortisol, generando un aumento del azúcar en sangre y lo que es peor, la inhibición del sistema inmunitario pudiendo dar lugar a patologías autoinmunes como la diabetes tipo 1, la celiaquía, la enfermedad de Crohn, artritis reumatoide o la esclerosis múltiple.
¿Puede afectar a la edad biológica?
Es importante saber que la edad cronológica y la biológica no siempre coinciden. Como habrás podido comprobar en tu entorno, algunas personas parecen mayores que lo que correspondería por su edad. Esto puede ser debido, entre otras cosas, al estrés.
Según un estudio publicado en la revista Nature, el estrés sería un factor epigenético, es decir, un modulador del ADN que acelera el reloj biológico, así como por el contrario estar relajado, podría ralentizar este reloj.
¿Qué podemos hacer para evitarlo?
Según las últimas investigaciones las estrategias más efectivas para combatir el estrés son las técnicas de relajación (como la meditación o la práctica de yoga) y los ejercicios aeróbicos.
De todos modos, hacer cualquier actividad que resulte agradable y que suponga una desconexión de aquello que produce estrés siempre será útil.
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